DE MADRID AL CIELO

Hoy celebramos la fiesta de San Isidro, patrón de Madrid, un año atípico en confinamiento y no podemos disfrutar físicamente de ellas, pero virtualmente si. Hay organizadas un montón de actividades para conocer un poco más estas fiestas de los madriles, que yo amo desde pequeña.



San Isidro nació en una familia humilde, según la leyenda en el S XI junto a la vega del Río Jarama y donde se dedicó a la agricultura. Amante de los animales, le atribuyen el don de encontrar manantiales de agua en tiempos de sequía.

Desde muy pequeña mis padres me llevaban y lo recuerdo con mucho cariño y nostalgia. No teníamos coche, con lo cual conozco Madrid muy bien, sus rincones y secretos. A mi madre le gustaba dar largos paseos y mi padre, pasaba muchos meses en turno de noche, con lo cual nosotras íbamos a patear Madrid, a desayunar, a sus parques, comercios, y así dejábamos también estudiar a mi hermano.

Muchos años con mi vestido de chulapa, precioso, que mi madre cosía con sus manos mágicas de modista y madre orgullosa.

Acudiamos a la Romeria de la Pradera de San Isidro, a la Ermita del Santo. Junto a una muchedumbre colorida, alegre y feliz, ataviadas de chulapas y chulapos.
Recuerdo ese aire mezcla de claveles rojos y blancos, a barquillo, algodón de azúcar, churros y pachuli.
Que hermosos son los claveles, sencillos y sutiles, a mi madre siempre le han gustado muchísimo, junto a las margaritas y las violetas. Sencillas y hermosas como ella.


El olor de las rosquillas, tontas, sin agujero y sin recubrir, y las listas, con agujero y recubiertas de azúcar y limón.

La tradición es ir a beber y coger agua de la Ermita del Santo, a la que se le atribuyen efectos milagrosos.

Se iba con botijo, ahora ya se pueden adquirir allí.
La pradera junto al Río Manzanares, llena de gente, música, organillos, chotis, atracciones para los niños y niñas, puestos de comida, limonada y vino, y por supuesto botas de vino.


Mis hijas también han disfrutado de ello. Aún recuerdo la primera vez que lo vieron, sus caritas de asombro y su felicidad. Recuerdo un año especialmente, con mi niña mayor y unos amigos, embarazada de la pequeña. No olvidaré la inmensa cuesta hasta llegar arriba, y la satisfacción de haberlo conseguido.

Me encantaba ir a comer pollo y sidra a casa Mingo, en el Paseo de La Florida. Sidras artesanas deliciosas y un pollo asado en un centenario almacén ferroviario con paredes de madera, entre barriles y una terraza. Un lugar emblemático, que merece la pena conocer.

El año que viene iré sin duda y disfrutaremos aún más de mi Madrid castizo, diverso, y valiente.
Feliz San Isidro!!!

"Los campos de Madrid, Isidro santo,
emulación divina son del cielo,
pues humildes los ángeles su suelo
tanto celebran y veneran tanto.

Celestes labradores, en cuanto
son amorosa voz, con santo celo
vos enviáis en angélico consuelo
dulce oración, que fertiliza el llanto.

Dichoso agricultor, en quien se encierra
cosecha de tan fértiles despojos,
que divino y humano os da tributo,

no receléis el fruto de la tierra,
pues cogerán del cielo vuestros ojos,
sembrando aquí sus lágrimas, el fruto."

Autor del poema: 

Pedro Calderon de la Barca


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